El cambio climático no está
produciendo el rechazo institucional suficiente para evitar sus efectos ya
visibles. La gente no está todavía mentalizada y no se lo toma en serio.
En el mes de julio, una vez más,
las alarmas se disparaban por los altísimos niveles de contaminación
registrados en el aire de Madrid. Las autoridades se plantean llevar a
cabo restricciones de tráfico, mientras piden a los ciudadanos que utilicen
el transporte público para intentar controlar la cantidad de partículas nocivas
suspendidas en el ambiente.
La capital suele ser escenario de
este tipo de crisis, pero no es el único lugar en España donde la contaminación
urbana es un problema que afecta a la salud de los ciudadanos. Según algunos
estudios, el gasto sanitario a causa de la contaminación equivale a entre un 2
y un 4 % del PIB.
Sea como sea, y mientras esto va
a más, hay movimientos importantes en distintos sectores que sí se implican en
la protección del medio ambiente. Uno de ellos, Eptisa, una empresa
que pasó de ser la primera ingeniería en España a convertirse en especialista
en consultoría en fotocatálisis, a presidir la asociación en torno a esta
tecnología. Eptisa ha colocado a este material en medio del debate sobre la
Smart City.
La fotocatálisis parte del
principio natural de descontaminación de la propia naturaleza. Al igual que la
fotosíntesis, gracias a la luz solar, es capaz de eliminar CO2 para generar
materia orgánica, la fotocatálisis elimina otros contaminantes habituales en la
atmósfera, como son los NOx, SOx, COVs, mediante un proceso de oxidación
activado por la energía solar.
La fotocatálisis es una
reacción fotoquímica que convierte la energía solar ene energía química en la
superficie de un catalizador o sustrato, consistente en un material
semiconductor que acelera la velocidad de reacción. Durante el proceso tienen
lugar reacciones tanto de oxidación como de reducción. De esta forma se
promueve la eliminación de la mayor parte de los contaminantes en las ciudades.
Por medio de la
fotocatálisis se puede eliminar la mayor parte de los contaminantes presentes
en las zonas urbanas: NOx, SOx, compuestos orgánicos volátiles (VOCs), CO,
metil mercaptano, formaldehído, compuestos orgánicos clorados, compuestos poliaromáticos.
Los materiales de construcción tratados con un fotocatalizador eliminan sobre
todo las partículas NOx que están producidas por los vehículos, la industria y
la producción de energía.
Como comenta David Almazán,
presidente de la Asociación
Ibérica de la Fotocatálisis,
puesto que en España tenemos muchísimas
horas de luz al año y que el oxígeno está presente en el aire de forma natural,
lo que se puede hacer para aprovechar el efecto de purificación del aire en las
ciudades es aplicar el dióxido de titanio a los elementos urbanos: se puede
incorporar al cemento, utilizarlo en formato espray para rociar mobiliario
urbano o el asfalto, o mezclarlo con pintura y cubrir con ello las fachadas o
cubiertas de los edificios.
“El asfalto, las aceras, los
cristales, las farolas… Cualquier superficie es susceptible de convertirse en
fotocatalítica”, cuenta Almazán. Además, mantiene los objetos visiblemente más
limpios, ya que evita el crecimiento de bacterias y hongos, y tiene un efecto
deodorante. Y no solo en el exterior, también en el interior de casas,
oficinas, escuelas, hospitales y otros recintos cerrados la fotocatálisis puede
tener su aplicación.
Según explica el director de
terreno y pavimentos de Eptisa, David Almazán. "Cuando se produce esta
reacción química en la que se involucran oxígeno, luz y un catalizador, los
contaminantes pasan a ser partículas inocuas para el ser humano".
Esto, que nada parece tener que
ver con las ciudades inteligentes, puede usarse para construir fachadas
ventiladas con un revestimiento fotocatalítico, aplicarlo sobre un
pavimento o calle ya construida, impermeabilizar cubiertas e incluso usarlo en
formato pintura para cubrir edificios o monumentos.
El invento no es nuevo, en
la Gran Vía madrileña ya existen dos edificios totalmente fotocatalíticos.
En la Diagonal barcelonesa, el pavimento peatonal está
cubierto de este material. De hecho, el Ayuntamiento de Barcelona lo ha
prescrito como obligatorio. Inditex aplica pinturas
fotocataliticas en algunas de sus tiendas e Ikea, en algunas de sus
instalaciones.
Lo que, a partir de todo lo
anterior, desarrolló Eptisa, a través de un proyecto financiado por el CDTI,
fue un equipo de ensayo que permitía evaluar la eficiencia
descontaminante de todo producto catalítico. "No solo podemos
ensayar en el laboratorio, sino llevar el mismo equipo a cualquier punto de
España para hacer mediciones con luz y temperatura real", asegura David
Almazán.
Como presidentes de la
asociación, además, identificaron hace años que más de un 50% de los
productos que se vendían como tal, no eran catalíticos. Idearon, para ello,
un sello que acreditara que cualquier producto en esta línea, fuera realmente
lo que decía ser.
“El precio de estos materiales es
ligeramente más alto que el de sus homólogos no fotocatalíticos, claro, pero
hay que tener en cuenta el ahorro que supone en gasto sanitario”, cuanta
Almazán, que lamenta que la situación económica, en especial la crisis de los
ayuntamientos, esté ralentizando el desembarco de esta tecnología en España.
“Si estuviésemos en 2001 esta tecnología se utilizaría ya en todas partes”.
Ahora, en pleno 2017, el invento
crece en un mercado que, dice Almazán, todavía no está maduro, pero que se
plantea como esencial en la concepción de la Smart City, por todo lo que
puede aportar al urbanismo, las ciudades, las viviendas y los espacios de
trabajo del siglo XXI.
Fuente: elconfidencial.com/
elmundos.es/fotocatálisis.org